Los técnicos Maurice Obstfeld y Gian María Milesi-Ferretti (atrás) fueron dos de los encargados de ofrecer las proyecciones del FMI para la economía mundial.

En la conferencia de prensa que brindaron los directivos del FMI ayer en ocasión de la presentación del Panorama Económico, el diario argentino, Ambito Financiero, preguntó específicamente respecto de la inflación. Oya Celasun, jefa de división del WEO en el Departamento de Investigación, respondió: «Para la Argentina, lo que esperamos para diciembre de 2016 es una tasa de inflación del 40%, y para fines de 2017 disminuye a casi el 20%. Por lo que proyectamos una muy importante declinación de la inflación», enfatizó la funcionaria.

Según las expresiones de la funcionaria, el organismo no se compró las proyecciones del titular del Banco Central, Federico Sturzenegger que estimó la suba de precios entre un 12 y 17 por ciento. En todo caso, de cumplirse el pronóstico del Fondo, Argentina podría llegar a fines del próximo año con una inflación del 23%.

El Fondo es optimista respecto al proceso iniciado en Argentina y no escatima elogios al indicar: «Argentina ha comenzado una importante y muy necesaria transición hacia un marco de política económica más consistente y sostenible». Pero también reconoce que «este proceso resultó más costoso que lo estimado a comienzos del año» y en consecuencia revisó hacia la baja la caída de la actividad económica: estima un retroceso de 1,8%, contra una caída de 1% que preveía en el informe de abril pasado, según consignó hoy el diario económico.

El organismo también le bajó la nota al crecimiento que podría tener el país. Según el presidente Mauricio MAcri, Argentina va a crecer a una tasa del 3,5%, pero desde el FMI esperan que «el crecimiento se afiance llegando a 2,7 por ciento en 2017» a partir de una menor inflación y con el respaldo de las políticas monetaria y fiscal.

Respecto de la desocupación, el FMI prevé que se ubique en 9,2% en el año en curso, para bajar luego a 8,5% en el próximo. En cambio, se espera un aumento en el déficit de la cuenta corriente, que pasaría de un rojo equivalente a 2,3% del producto bruto interno en 2016 a 3,2% en 2017.

 

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