El jefe de Gabinete macrista, Marcos Peña, exponiendo ante la Cámara de Senadores

En el marco de su segundo informe sobre la gestión de gobierno a la Cámara Baja, el jefe de Gabinete, Marcos Peña volvió a mostrar una postura negacionista al asegurar que «no hubo aumento del desempleo» durante los primeros meses de gestión del gobierno de Mauricio Macri y advirtió que «entre el 2011 y el 2015 se redujo en 6 puntos la gente que buscó trabajo en la Argentina».

«Según los números del INDEC, no hubo aumento del desempleo, sobre todo no hubo reducción del empleo», afirmó Peña durante su informe ante la Cámara de Diputados, y agregó: «Nuestra mirada es que la cantidad de empleo que existe en la Argentina es la misma».


Pese a que el Indec publicó un marcado aumento del desempleo, el jefe de gabinete sostuvo que la cantidad de empleo que existe en argentina es la misma


La mirada que pondera el funcionario, no estaría divisando a los casi 700 mil nuevos desempleados que dejó la administración macrista en los primeros seis meses del año, ya que el INDEC midió hasta el 30 de junio que arrojo una tasa de 9,3%, la más alta en la última década. Hoy según proyecciones privadas el índice de desempleo ya habría alcanzado los dos dígitos.

A su vez, el funcionario señaló que el Gobierno tiene «una preocupación por el tema del empleo» que es su «principal prioridad» y aseguró que «todas las medidas» tomadas estos 8 meses de gobierno estuvieron orientadas a «cómo generar actividad y empleo».

Sin embargo y pese a la mirada del gobierno, lo que está a la vista es una marcada tendencia a la pérdida de fuentes de trabajo, enmarcada en un programa orientado a bajar el costo del salario. Esto se desprende del discurso del presidente Mauricio Macri y está en línea con la voluntad del gobierno de orientar la economía hacia los acuerdos de libre comercio con los países que conforman la Alianza del Pacífico, como escalón para acceder al Tratado del Transpacífico y que requieren medidas de corte quirúrgico, que la derecha imperante está dispuesto a llevarlas adelante.

Las herméticas negociaciones del nuevo gobierno para adherir al TTP revisten un peligro de proporciones inimaginables para la economía doméstica y la industria nacional. La principal agenda de Estados Unidos es recuperar el poderío económico y comercial que perdió en las últimas décadas y para alcanzarlo no repara en aplastar a países emergentes como la Argentina. Esto requiere indefectiblemente violentar las conquistas laborales que los movimientos obreros alcanzaron en la última década.

Entre los varios riesgos que conlleva ingresar en este tipo de acuerdos, están los derechos de la clase trabajadora, ya que obliga a los estados miembros a modificar sus legislaciones laborales, para garantizar una mayor explotación de la fuerza de trabajo y en esa línea trabaja el actual gobierno.

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