Extracto tomado de la revista Realidad Económica número 300 publicada por el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico.
Por Oscar Ugarteche, Jorge Arturo Luna y Tesalia Valencia
El año 2016 comenzó con un recordatorio: no hemos salido del proceso de la crisis al que ingresamos en agosto del 2007. El Financial Times ha encargado a un grupo de expertos trabajar sobre un modelo de crisis continua (continuos momentos de inflexión) y el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial, han recortado sus pronósticos de crecimiento efectuados en octubre del 2015 para el mundo, a inicios del 2016, y otra vez en abril; en especial para los países en vías de desarrollo.
Los pronósticos del FMI son cambiados cada tres meses y tienen variaciones inmensas entre cada una mostrando una debilidad conceptual al momento de hacer las proyecciones iniciales. A las economías maduras es difícil recortarles dichas perspectivas porque crecen anémicamente. Summers advirtió en la reunión del FMI en Lima en diciembre del 2015 que Estados Unidos y las economías maduras podrían encontrarse en una situación análoga a la de Japón, con bajo o nulo crecimiento económico y al borde de la deflación.
El alza de la tasa de interés de referencia en Estados Unidos en 0.25% en diciembre del 2015 produjo un terremoto global que ha llevado a que se diga ahora que no se volverá a subir la tasa hasta finales del 2017.
Tres preguntas rondan mientras se piensa el futuro. ¿Con qué teoría económica se desbarrancó la economía de Gran Bretaña del sexto al noveno lugar de la economía mundial entre 1975 y 2015? ¿Con cuál pasó la economía de Estados Unidos del primer al segundo lugar en la economía mundial? ¿Es posible regresar a una situación de normalidad en el manejo de las tasas de interés como para recuperar los márgenes de acción de la política monetaria? ¿Está el capitalismo en una crisis sin retorno? ¿Qué exactamente está en juego?: ¿La hegemonía de Estados Unidos? ¿Del dólar? ¿La gravedad del papel de China? ¿La irrelevancia de Europa? ¿Los problemas de deuda pública en las economías maduras? ¿La deuda pública no era un problema de países subdesarrollados? ¿Hablamos de lo mismo cuando leemos a los anglo sajones sobre la crisis que cuando nos leemos?
La crisis del capitalismo bautizada como “la gran recesión”, comenzó en el 2007 y es, sin duda la más general, más compleja y menos entendida en la historia (ver Ugarteche, 2013). Todos los intentos para superarla han sido inútiles. En inglés el término “crisis” denota un punto de inflexión; en español y en francés la palabra “crisis” expresa un proceso. Sin duda la actual es más un proceso que un punto de inflexión.
De esta forma para los anglosajones hay una sucesión de crisis y la más reciente (la que fuere) ya pasó. Así se ha generado en inglés una bibliografía amplia post crisis, mientras que en francés y en español se está ante un nuevo episodio crítico de un proceso iniciado en el 2007.
Hay varias maneras de seguirla, una es por etapas: Primero fueron rescates fiscales para evitar desplomes financieros a través de la capitalización de bancos con dinero del Estado en el 2008 y 2009. Luego inyecciones de crédito de la banca central a los bancos privados del 2009 a la fecha, luego reducciones de la tasa de interés para estimular el consumo alcanzando tasas negativas en Japón, Estados Unidos, Gran Bretaña y Europa a partir de fines del 2008.
Otra manera de analizar la crisis es por regiones: Estados Unidos – Europa – América latina – Asia. Otros analizan la crisis por el lado más financiero y lo ven como crisis hipotecaria, crisis de re-regulación, crisis cambiaria, crisis de bolsas. Una cuarta manera es verla como un proceso que amarra lo financiero con el sector real de la economía afectando al mundo entero en todos los casos. Solo que el impacto sobre el mundo no es homogéneo. Por ejemplo, la baja de las tasas de interés en el 2008 llevó a un auge en los precios de los commodities y a una devaluación del dólar.
El efecto fue una apreciación de los tipos de cambio del resto del mundo y una acumulación de reservas fruto de los excedentes comerciales. Este fortalecimiento cambiario llevó a un auge en los flujos de capital del norte al sur haciendo que las bolsas de valores en los países del sur observaran un auge, de la mano de auges en los precios de los bienes raíces y del precio de los commodities. El resultado fue un espejismo de crecimiento en África y América latina, exportadores de materias primas.
A casi diez años del inicio, con los anuncios que las tasas “aun no van a subir”, a partir del 2013 y de un incremento de 0.25% por la FED en diciembre del 2015, se ha propagado el desplome de los precios de las materias primas, con el consecuente impacto en las economías emergentes sobre los tipos de cambio, y con eso, la retracción de los flujos de capital de corto plazo así como las inversiones directas extranjeras. La crisis se ha expandido por todo el mundo a través del aparato financiero.
A los inicios de esta crisis, en agosto del 2007, cuando colapsó el mercado hipotecario y luego la banca de inversión, el problema financiero se transformó en económico porque se cerró el crédito internacional. Esto produjo un colapso del comercio internacional que tuvo un impacto directo en las tasas de crecimiento del PIB de América Latina, la Unión Europea y Estados Unidos, dada la apuesta al crecimiento exportador.
La recuperación de dos velocidades de crecimiento fue muy útil para los capitales estancados en los mercados maduros que se movieron a los llamados emergentes. La aspiradora global comenzó a operar absorbiendo el capital financiero riqueza desde las economías emergentes hacia las centrales, en el mejor espíritu de la teoría de la dependencia.
No obstante, en el proceso se generó una acumulación de reservas que hipotéticamente debería de estabilizar los tipos de cambio. Eso decía la teoría económica convencional. Pero, los tipos de cambio se han transformado en un commodity más, que se transa en el mercado cambiario de Londres, de forma que hay un mercado offshore cambiario muy importante (ver SWIFT). Los ataques cambiarios se hacen en Londres y no en Ciudad de México, Moscú, Sao Paulo o Shanghái. Por eso no se pierden reservas cuando los tipos de cambio se desploman. Las pérdidas de reservas no son porque se fugan los capitales sino porque el Banco Central del país intenta frenar la caída. Es una lógica distinta que hace una década.
Se anticipaba desde el 2013 un escenario donde ocurriría el alza de las tasa de interés de Estados Unidos que, en junio del 2014, la presidenta del FED Yellen anuncio que sería en cuartos de punto a la vez, en la eventualidad que se dieran. La interrogante que ronda en el análisis de las economías maduras es si es posible vivir permanentemente con tasas de interés cero, tasas de crecimiento cercanas a cero y tasas de inflación bordeando la deflación y los márgenes de políticas sin contraer el consumo.
Japón está estancado con deflación desde 1991 y con pequeñas variaciones no se ve que esté saliendo del estancamiento con deflación tras veinticinco años. Se reconoce la deflación cuando los compradores postergan la compra esperando un descenso de precios en un futuro cercano, dice Keynes. Otra definición de deflación es cuando los precios finales suben menos que los costes de producción. La interrogante de Yellen y los banqueros centrales estadounidenses era si podían subir la tasa y qué efectos podría tener. El manejo de las expectativas estaba clarísimo y no se anticipaba un impacto del alza de la tasa.
El 27 de febrero del 2016 los ministros de finanzas y los presidentes de los bancos centrales de los países del G-20, se reunieron en Shanghái para acordar acelerar las reformas fiscales y estructurales de sus países, así como para pactar evitar una nueva guerra de divisas. Pocos días antes el Fondo Monetario Internacional ya había emitido una alerta debido a la turbulencia en los mercados y a los movimientos en los precios de los activos e invitó a los responsables políticos del G-20 llevar a cabo acciones multilaterales audaces para estimular el crecimiento y limitan el riesgo.
En esta reunión, hablaron sobre la arquitectura financiera mundial, con énfasis en la puesta en marcha del nuevo sistema de cuotas del FMI el cual se refleja en la asignación de cuotas. Esto fue luego de la incorporación de Yuan al DEG.
La reforma al sistema de cuotas del FMI refleja el sentir de las economías emergentes y la necesidad de las maduras que se están quedando sin armas para hacer frente a una posible “nueva crisis”. Las economías emergentes adquirieron una mayor cuota de representación, quizás cuando atraviesan por su peor momento. Solo China e India han conservado una tasa de crecimiento del PIB per cápita por encima del 6%, las demás tienen tasas cercanas a cero o negativas.
El anuncio del 15 de marzo de la FED que mantendrá las tasas de interés en 0.50%, en vez del alza gradual trimestral advertida en diciembre del 2015 logró que todo volviera a la normalidad en los mercados por el momento. En algún momento los bancos centrales tienen que recuperar la tasa de interés como herramienta de política monetaria y ese será el final de la burbuja especulativa en las bolsas de valores y de materias primas.
El 13 de abril Christine Lagarde del FMI advirtió sobre mayores riesgos para la estabilidad financiera global. Dijo que la situación en los mercados parecía haber mejorado significativamente desde febrero, justamente desde los anuncios de Yellen. Lagarde consideró que, frente a este escenario, se requieren medidas adicionales que permitan una combinación de políticas más equilibradas y potentes para mejorar las perspectivas de crecimiento e inflación y para conseguir la estabilidad financiera. No está claro qué medidas son éstas.
Por último dejó en claro que los bajos precios de las materias primas son un agravante para las economías emergentes y que aún existe incertidumbre con respecto al cambio de modelo económico en China, lo cual deja latente el regreso de la turbulencia en los mercados presentada a principios de año. (Ver Ugarteche y Valencia “Cómo va el mundo al 2016”.
El mundo se encuentra en un dilema. Las tasas de interés bajas son bastante atractivas para los inversionistas, debido a que piden prestado gratis y colocan el dinero en los mercados financieros. Esto genera burbujas financieras que lo hace vulnerable. Entre más inflada, será peor el pinchazo cuando suba la tasa.
El consumo se mantiene en parte por estas tasas muy bajas. Por otra parte la amenaza del alza de las tasas de interés, además de ser todo un problema debido a los bajos niveles de consumo ya existentes, genera un desapalancamiento que lleva las bolsas a la baja, generando pánico entre los inversionistas a la menor señal de cambio, y de esta forma se abre la posibilidad de un próximo crac en las bolsas. La economía mundial se encuentra estancada y con un margen de maniobra cada vez menor para su reactivación. Las economías maduras están todas con más de 100% de deuda en el PIB sin perspectiva de reducción.
Hay condiciones para que el 2016 sea el año en el que el mecanismo vulnerable colapse nuevamente y seamos testigos de un momento incluso peor al vivido en 2008. La diferencia es que esta vez en América latina no hay gobiernos post neoliberales ni políticas de reducción de la pobreza. En el peor escenario los gobiernos rescataran los bancos pero no podrán impedir ni la caída del comercio, ni la caída financiera, ni el impacto sobre los tipos de cambio y el decrecimiento del PIB. El detonante puede ser el problema bancario europeo o el alza en la tasa de interés.