por Gabriel Eiriz – @gabrieleiriz
El presidente Mauricio Macri parece no entender muy bien el país que gobierna, o quizá lo entienda mejor de lo que se puede pensar, pero no le importa.
Dice mucho y hace más. Las primeras medidas de gobierno solo buscaron beneficiar a los sectores de mayor concentración económica y financiera. Y no lo hizo para bajar el deficit fiscal, como dijo, ni para generar más trabajo; por el contrario, lo hizo deliberadamente para transferirles los recursos que estaban distribuidos entre la clases medias y las de menores recursos. El mismo gobierno ha reconocido que el deficit fiscal será mayor al que dejo el gobierno anterior. Ya no quedan dudas, Macri vino a restaurar las políticas neoliberales que tanto daño le hicieron al país, a la industria y las clases trabajadoras.
Las postales que se ven caminando por las calles de cualquier centro urbano del país son insoslayables: negocios cerrados, carteles de alquiler, bares vacíos y comercios ofreciendo cualquier tipo de oferta para sacarse el stock que tienen acumulado. Todos los días cierra alguna fábrica o suspenden empleados.
Recientemente lo hicieron la multinacional Kodak, la emblemática Alpargatas y Cerámica San Lorenzo. Pronto volverán las suspensiones en las automotrices, la industria metalmecánica y finalmente las PyMEs.
Macri vino a restaurar las políticas neoliberales que tanto daño le hicieron al país, a la industria y las clases trabajadoras
No hay manera de salir adelante en un escenario como el actual. Las empresas atraviesan una crisis terminal producto de un cóctel que configura una verdadera bomba de tiempo, y el reloj ya inició la cuenta regresiva.
Un análisis rápido permite observar el cuadro de situación: por una lado la caída de la demanda y la retracción del mercado interno, que supo fortalecerse durante la última década, y ahora se ha debilitado de tal modo que ya no puede sostener la actividad. Los consumidores han abandonado sus hábitos y ya no generan movimiento en la economía.
Esto le pega directo en el corazón a las PyMEs, que no tienen donde volcar su producción, provocando una acumulación del stock y una baja en la producción.
Además, por otro lado se han encarecido todos los costos, desde los insumos hasta los servicios, que producto del brutal tarifazo que promovió el gobierno macrista, han puesto a la industria al borde del precipicio. A este combo falta sumarle la presión fiscal y el encarecimiento de los costos financieros. Un verdadero cóctel mortal que pronto puede dejar a millones de trabajadores en la calle y cientos de miles de fábricas cerradas.
Pero el campo seguirá ganado millones de dólares con sus exportaciones libres de retenciones. Entonces, de acuerdo con las declaraciones del presidente ¿será esta actividad que emplee a los millones de trabajadores que perdieron sus puestos de trabajo y junto con ellos a los micro y pequeños empresarios que vieron sus sueños frustrados por un a economía dormida, pero eso si, sin inflación? No, el campo, por el contrario de lo que nos dice Mauricio Macri, no genera empleo genuino. Apenas medio jornal por hectárea -según Raúl Robín, presidente de Economías Regionales de la CAME, y algo de trabajo indirecto en las zonas de influencias. Son las pymes y las economías regionales, al borde también del colapso por la apertura de importaciones y los altos costos de producción las que dan trabajo.
Entonces, ¿para que se devaluó, eliminó las retenciones a las exportaciones agrarias y mineras?. Solo para beneficiar a los sectores que apoyaron la campaña del presidente y devolverles lo que Néstor y Cristina Kirchner les quitó, algo de sus utilidades para equilibrar la torta y redistribuir las riquezas.
Además, en los escasos siete meses que lleva en la gestión, ya endeudó al país en casi 30 mil millones de dólares. Y esto recién empieza. Es la bicicleta financiera de los años 90 que llenó de dólares los bolsillos de los banqueros y que ahora vuelve para retomar esa «década perdida».
Finalmente, hace apenas 24 horas en un encuentro de multimillonarios en Sun Valley, el presidente afirmó que «la gente lo entendió por haber tenido que incrementar las tarifas de los servicios». Lo que Macri no dijo fue que en todo el país hay manifestaciones en contra de los brutales aumentos, impagables para la enorme mayoría y más aún para los jubilados. Tampoco hizo mención acerca de la decisión de todos los jueces que han hecho lugar a los amparos solicitados por distintas organizaciones no gubernamentales, particulares, empresas y cámaras. Tampoco dijo que la Cámara Federal de La Plata suspendió en todo el país el tarifazo y que ahora el ejecutivo se prepara para apelar la medida ante ese tribunal y luego acudirá a la Corte Suprema de Justicia para darle un cierre al tema y poder destinarle al sector energético una millonada de pesos que salen directamente del bolsillo de los asalariados y los jubilados.
Así conmemoramos 200 años de independencia, retomando las recetas del FMI y endeudando nuevamente a las futuras generaciones.