De la redacción de Portal de noticias – @gabrieleiriz
El presidente Mauricio Macri afirmó ayer que “las buenas noticias” para el país “empiezan a llegar” y “se irán acelerando con el tiempo” y reiteró que muchas de las medidas que debió adoptar su gobierno le causaron “dolor por el esfuerzo adicional que significaron para muchos argentinos”.
Según aseguró el jefe de Estado, “lo importante es que ya empezamos; eso es lo valioso, que decidimos emprender un cambio, un cambio que nos reclama que seamos protagonistas”.
«que bien estábamos cuando estábamos mal»
Es atinado preguntarse, ¿de qué habla Macri cuando habla de «buenas noticias»?. Desde que llegó al gobierno no ha habido otra cosa que malas nuevas. 250 mil despidos entre trabajadores formales e informales, cierre de fábricas y comercios, tarifazos que impactaron mortalmente a las Pymes y a los usuarios, no solo por el aumento en las boletas de servicios públicos, sino por la transferencia a precios producto del aumento en los costos de producción.
Todos los indicadores industriales por el piso, o peor, con un signo negativo por delante. La construcción con una caída superior al 40 por ciento y mejor no hablar de la industria automotriz.
Las micro, pequeñas y medianas empresas en fase terminal y peleando una ley que les permita paliar la crisis. Es casi una película de Almodobar, el poder legislativo atendiendo cuestiones que son propias de políticas económicas, responsabilidad excluyente del ejecutivo.
Las cooperativas y fábricas recuperadas marcharon hoy para pedir al gobierno que las tengan un poco en cuenta, hasta se están importando los mismos productos que se fabrican en el país y a valores que resultan imposible de competir debido a los costos de producción locales.
El precio de los alimentos se fue a las nubes, nada en el mundo es tan antipopular como la política hambreadora que lleva adelante este nuevo gobierno en tan solo seis meses de gestión. Para completar el combo, los combustibles y el transporte sufrieron incrementos brutales, al ritmo de una inflación anualizada que supera el 40 por ciento y los salarios con paritarias que cerraron, en el mejor de los casos, en torno al 35.
La megadevaluación implementada en los primeros días, ya se quedó corta y la city pide un dólar más caro. No hay duda alguna que pronto lo tendrán, con su consecuente transferencia a precios. Además, hay que decir que en pocas semanas Argentina se endeudó en casi 30 mil millones de dólares y no hay ni una pista que indique que se haya destinado un solo billete verde para poner en marcha la rueda de la obra pública.
En materia social, la cosa no está mucho mejor, a los pobres que dejó el kirchnerismo, Macri le sumó más de 1,5 millones más, junto con 400 mil nuevos indigentes.
Los únicos que pueden hablar de buenas noticias son los grandes grupos concentrados, agroexportadores, mineras, alimenticias y el sector financiero. Todos ampliamente beneficiados por una brutal transferencia de recursos desde los sectores populares hacia los mas enriquecidos. Tal como aprendimos en la escuela primaria, el orden de los factores no altera el producto, ¿quien hubiera imaginado al momento de aprender esa máxima de la matemática, que sería la mejor manera de describir la polñitica económica macrista?. El déficit fiscal proyectado para este año está en torno al 5 por ciento, unas décimas más que el resultado 2015, pero con los recursos en manos de los más poderosos.
Realmente uno se pregunta ¿de que buenas noticias habla el presidente? y en paralelo ya muchos repiten en voz baja «que bien estábamos cuando estábamos mal»