La comunidad latinoamericana sigue consternada por los sucesos que se vienen dando en Brasil. La interrupción del mandato de la presidenta Dilma Russeff por el proceso de impeachment que enfrenta la jefa de Estado no es ajeno a lo que sucede en casi toda la región. En este marco, el prestigioso Instituto para el Desarrollo Económico (IADE) emitió un comunicado condenando el proceso antidemocrático e ilegal, que a esta altura nadie vacila en calificar como un verdadero Golpe de Estado Parlamentario.


«toda la región se encuentra bajo una enorme presión que castiga los procesos de desarrollo e inclusión en vigencia»


A continuación, la visión de las autoridades del IADE sobre el proceso que atraviesa la presidenta Russeff:

El pretendido juicio político es una farsa jurídica y política de los vencidos en las urnas para usurpar el poder obtenido por la Presidenta Dilma Rousseff en las últimas elecciones. El Golpe de Estado confirma el poder de las corporaciones que operan a nivel global y local contra los gobiernos que intentan transformar las sociedades latinoamericanas ampliando los derechos de los sectores más postergados.

El régimen de acumulación capitalista tremendamente concentrador que va unido a la ideología de extrema derecha no está dispuesto a tolerar la existencia de gobiernos de base popular en la región. Las corporaciones pregonan el libremercado pero asaltan el Estado si éste no se aviene a concretar políticas que los beneficien, arrasando con la institucionalidad y los derechos fundamentales de sociedades enteras. Los efectos sociales del atropello a las instituciones se traducen en concentración del ingreso y severos ajustes que llevan a incrementar la pobreza y el desempleo, pero también al desaliento a la movilización social que sostuvo a los gobiernos democráticos.

A esta acción política de los sectores concentradores de la riqueza, con influencias determinantes en el poder ideológico y la elite judicial, se une la singularidad de la profunda crisis moral en que están incursos los sectores políticos brasileños y particularmente la oposición a Dilma Rousseff. Se da la extraña paradoja de que los acusadores destituyentes están mayoritariamente involucrados en procesos judiciales por corrupción. Los corruptos acusan y condenan a la decencia. Impulsan, así, un Golpe de Estado que, a través de un impeachment ilegal y fraudulento, intenta derrocar a quien hace un año y medio obtuviera legítima y democráticamente la Presidencia del Brasil con más de 54 millones de votos.

El Golpe de Estado contra Dilma Rousseff no es el principio de nada: a los Golpes de Estado militares le siguieron procesos diversos de desestabilización y derrocamiento. Ya cayeron Zelaya en Honduras, Lugo en Paraguay; fracasaron en los intentos de destituir a Hugo Chávez en Venezuela y a Evo Morales en Bolivia; pero toda la región se encuentra bajo una enorme presión que castiga los procesos de desarrollo e inclusión en vigencia. Tampoco será este Golpe el fin de nada: es necesario redoblar la defensa de la democracia, la protección y lucha por mayores derechos; la resistencia contra las derechas cada vez más salvajes y explícitas.

El Golpe de Estado contra Dilma Rousseff es un capítulo más de la escalada neoliberal conservadora y como tal debe ser enfrentada.

Firmaron el documento la presidenta del IADE, Marisa Duarte y el secretario, Sergio Carpenter.

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