EL Presidente junto a su esposa, Juliana Awada antes de abordar el vuelo de Alitalia rumbo a Roma

El encuentro con el papa Francisco será el sábado a partir de las 9.30 (5.30 de la Argentina) en la Biblioteca del palacio Apostólico del Vaticano.

Con el Presidente estarán los tres gobernadores elegidos por la Casa Rosada para que lo acompañen: los opositores Rosana Bertone (Tierra del Fuego) y Juan Manuel Urtubey (Salta) y el radical Alfredo Cornejo (Mendoza), un gesto que recuerda la invitación a su adversario en la carrera electoral, Sergio Massa, quien acompaño al presidente a Davos.

La canciller, Susana Malcorra viajará en un vuelo más tarde debido a que deberá acompañar al presidente francés, François Hollande, al aeropuerto cuando concluya su visita oficial, en tanto tampoco retornará a Buenos Aires junto a Macri porque tiene prevista una agenda de actividades en Ginebra.

Hospedado en un hotel a la vuelta de la céntrica Piazza di Popolo, Macri mantendrá el viernes por la tarde reuniones preparatorias de cara a la agenda del día siguiente, y en la Casa Rosada ultimaban los detalles de las actividades de ese día, que podían contemplar una reunión con el rector de la Universidad de Bologna.

Al día siguiente, el sábado, la agenda comenzará a las 9.30 (hora de Italia) con una audiencia bilateral y privada con Francisco, la cual «está prevista que dure entre 30 y 45 minutos», informaron a Télam fuentes oficiales.

Luego, se sumarán a la reunión los gobernadores y funcionarios y se realizará el protocolar intercambio de regalos entre los jefes de Estado y la foto de ocasión.

Cerca de las 11, Macri tendrá otro encuentro, esta vez con el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, quien oficia en los hechos como una especie de primer ministro del Papa.

Macri y la actual Primera Dama habían mantenido un encuentro con el Sumo Pontífice en septiembre de 2013, siendo aquel día la última vez que el por entonces jefe de gobierno porteño se vio en persona con el Papa.

El contacto más reciente entre ambos fue el 17 de diciembre pasado, cuando Macri llamó por teléfono a Francisco para saludarlo por su cumpleaños, el día después de que se comunicara que el embajador designado para el Vaticano era el diplomático de carrera Rogelio Pfirter.

La audiencia oficial de Macri con Francisco es vivida con entusiasmo en el oficialismo, debido no sólo a que los gestos del Sumo Pontífice para con el Presidente no fueron los que esperaban (antes y después de ganar las elecciones) sino que, como admiten por lo bajo, en el PRO sienten que el ex candidato kirchnerista, Daniel Scioli, era el favorito de Jorge Bergoglio.

En una de las entrevistas que brindó desde que asumió el cargo, el propio jefe de Gabinete, Marcos Peña, debió referirse a las versiones de posibles cortocircuitos y expresó: «No creemos que haga falta utilizar al Papa, tiene una tarea enorme por delante y tenemos mucha serenidad en esa relación, no necesita sobreactuar».

Igualmente, hubo algunos hechos que despertaron perplejidad en alguno dirigentes del oficialismo, como el rosario enviado por el Papa a la dirigente social Milagro Sala, presa sin condena en Jujuy.

Incluso, según pudo saber la prensa, uno de los miembros más altos del Gobierno mantuvo en discreción un diálogo sobre este asunto con el rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), Víctor Fernández, mano derecha del Papa en nuestro país, en la que se le expresó al monseñor la sorpresa por esta situación.

Haciéndose eco de esa sorpresa, Fernández publicó una columna en el matutino La Nación que el gesto de Francisco -tomado por algunos como un apoyo a la oposición- fue «coherente»: «De hecho hizo lo mismo con culpables ya condenados por delitos muy graves», y recordó que el Papa visitó cárceles y repartió rosarios «en lugares repletos de criminales peligrosos».

Fuentes del Vaticano le bajan el tono a las versiones periodísticas y sugieren «tomar como referencia» del estado de la situación bilateral el encuentro -y especialmente, lo que se dijo después- del flamante embajador Pfirter, con Franscisco.

«Creo que dará inicio a una etapa de profundización de las relaciones, en el marco de gran respeto hacia la Santa Sede y un desarrollo potencial de esos vínculos, y también por supuesto, de reconocimiento de la enorme trascendencia que tiene la figura del Santo Padre en el campo de las cuestiones internacionales», declaró Pfirter.

Macri está acompañado de su esposa Juliana Awada; la hija de ambos, Antonia; el jefe de Gabinete, Marcos Peña; la canciller Susana Malcorra; el secretario de Culto, Santiago de Estrada, y el secretario de Planeamiento Estratégico, Fulvio Pompeo.

print