por @gabrieleiriz
En la portada de hoy el gran diario argentino titula una entrevista con el futuro jefe de Gabinete, Marcos Peña, con un sugestivo textual del flamante ministro coordinador, «No hay que esperar un paquete de ajuste». Sin embargo, los economistas y consultores más cercanos al presidente electo Mauricio Macri vienen anunciando exactamente lo contrario.
Más adelante en la página 12, una columna de Alcaldío Oña interpela al lector preguntándole ¿a que precio venderías tus dólares?, como recurso para justificar el valor que tendrá la divisa norteamericana a partir del 10 de diciembre.
Seguramente, si usted tuviera que responder esa pregunta que formuló originalmente el futuro ministro de hacienda, Alfonso Prat Gay, la respuesta no estaría lejos de la cotización actual del dólar paralelo o ilegal. Y es lógico, nadie quiere perder dinero en el intercambio.
Pero yo le propongo invertir la carga de la prueba y le formulo la pregunta de otra manera, ¿a que precio estarías dispuesto a comprar dólares? No creo equivocarme si afirmo que la respuesta estará más cerca del valor al que hoy se puede adquirir el denominado dólar ahorro. Y también es razonable la respuesta.
Esto demuestra que la pregunta es capciosa y busca instalar en el imaginario social, que el precio del dólar ya está en los valores a los que se lo pretende llevar en los próximos días. Lo que se esconde en términos mas amigables es lisa y llanamente una «devaluación». Y esto es lo que muchos vemos que sucederá de manera inmediata una vez que Mauricio Macri comience a aplicar las medidas que nunca ocultó y que vinieron repitiendo durante la campaña sus economistas más cercanos. Aunque sobre el final de la carrera hacia la segunda vuelta, mandaron a callar a los que finalmente resultaron designados para manejar el Gabinete Económico.
En el desarrollo de la nota de tapa, Marcos Peña plantea «queremos que haya un solo valor del dólar. Vamos a levantar el cepo y a partir de ahí vamos a trabajar con el Banco Central con políticas económicas y la demanda del mercado. La gente va a confiar y no va a hacer falta irse al dólar para protegerse de la inflación. Vamos a terminar con ese ciclo».
A buen entendedor, pocas palabras. Sin embargo, en su columna de hoy, Oña es más especifico en términos de cuales serán las medidas concretas que aplicará el ex JP Morgan, Alfonso Prat Gay, «dentro de la agenda inmediata resalta la decisión de dar de baja al dólar ahorro, un perdedero de plata tan irracional que en lo que va del año le ha costado al Central arriba de US$ 6.300 millones y ha significado privar a las actividades productivas de un recurso esencial.
Nuevamente se recurre a una mentira para justificar lo que vendrá. El Banco Central ha pagado en lo que va del año alrededor de 80 mil millones de dólares entre dólar ahorro y divisas orientadas al sector productivo para el pago de importaciones.
Y lo que es peor, una lectura rápida permite vislumbrar como van a castigar al pequeño ahorrista, que recurre a la compra de divisa a través del mecanismo legal. Sin ningún tipo de tapujos te dicen en la cara que este método de adquisición de divisa dejará de existir inmediatamente. «El telón caerá apenas asuma Macri o con el levantamiento del cepo. E impedirá que entre el sueldo y el medio aguinaldo en diciembre puedan fugarse US$ 800 millones, un lujo asiático cuando urge reforzar reservas que tocan fondo»
De modo que si usted tenía previsto utilizar parte de su sueldo de noviembre para adquirir unos pocos dólares, vaya olvidándose. No se lo van a permitir. Aunque públicamente, Marcos Peña, sostiene que «no creemos que el 11 de diciembre la gente vaya a comprar dólares, no tiene por qué. Hay un clima de esperanza, que es central para la economía. Estamos en una convivencia de dos climas, con la creencia de que el Gobierno miente. El primer día vamos a empezar la normalización del INDEC, a elevar el piso de Ganancias, sacar las retenciones a las economías regionales y a anunciar la ampliación de la asignación universal a los sectores que no la tienen. No hay clima de corrida cambiaria».
Si uno los escucha atentamente, luego de haber ganado las elecciones, ahora quieren parecerse al ex candidato por el oficialismo, Daniel Scioli. Piensan contener la demanda «con fe y con esperanza»
La verdad, mi querido lector, lo más creíble en términos reales tiene que ver con lo que vienen adelantando los economistas y consultores más cercanos al macrismo, o tal como lo dijeron quienes hoy están confirmados en el Gabinete económico. Lo gritan a viva voz en todos los medios de comunicación que estén dispuestos a prestarles un micrófono.
El futuro ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, entiende que un pequeño ahorrista y un gran exportador, son más o menos la misma cosa. Según sus propias palabras «la propuesta nuestra es unificar todo en un precio. Da lo mismo ser productor, consumidor, ahorrista, turista o inversor»
Carlos Melconian, designado para manejar la mayor banca pública advirtió que «ya no se pueden subir más sueldos y jubilaciones» porque este gobierno «se fumó las reservas, las vacas y el trigo», y urgió además un pronto equilibrio fiscal y monetario para disminuir la inflación, y alentó el levantamiento de las restricciones cambiarias «lo antes posible».
En materia de tarifas, el flamante futuro ministro de Energía y ex CEO de filial argentina de la petrolera holandesa Shell, Juan José Aranguren, sostuvo esta semana que «es un crimen subsidiar la energía en un país que importa el 15 por ciento de su consumo» y adelantó que durante su gestión «buscará racionalidad y salir de la esquizofrenia que ha vivido el sector en los últimos años». Además adelantó que se mantendran tarifas soicales para 2 millones de hogares, aunque en la campaña Macri aseguró que en Argentina «hay 12 millones de pobres».
Eduardo Fidanza, socio de la consultora Poliarquía, dijo sin ponerse colorado que “la gente va a estar más dispuesta a resignar salario si se mantiene el nivel de empleo” y agregó “no se necesita una recesión porque no estamos como en 2001. Pero sí se necesitan reducir los costos laborales y aumentar los precios de los servicios públicos”
Finalemente y para no hacer de esta columna un interminable raconto de testimonios y declaraciones, recordamos las expresiones vertidas por el economista y consultor, Gabriel Rubinstein, que durante una entrevista en el canal de noticias TN consideró que «hay que aceptar que el salario va a sufrir una pérdida de poder adquisitivo».
De esta manera vemos como se va desarrollando la transición, no la de un gobierno a otro, sino la del multimedios más importante del país, que pasó de criticar sistemáticamente en todos sus canales de comunicación al saliente gobierno kirchnerista y ahora pondera todas y cada una de las medidas que tomará el entrante presidente electo, Mauricio Macri y su entorno económico proveniente del gerenciamiento de grandes empresas y multinacionales.