Por Gabriel Eiriz – @gabrieleiriz
Los estragados de la economía del PRO no solo ha provocado la caída generalizada del consumo y las ventas, sino que además ha modificado las conductas de compra de los sectores más vulnerables de la pirámide de la sociedad.
Es que las familias menos favorecidas ya no pueden darse el lujo de ir al chino de la esquina o al supermercado del barrio. Ahora, la única opción que les queda es la compra mayorista, que en muchos casos involucra a varios vecinos o familias que juntan la lista de alimentos y realizan una compra conjunta para obtener un ahorro que les permita llegar a fin de mes. Este, como tantos otros ejemplos demuestran que el legado de la gestión Cambiemos será el hambre que trajo uno de los países líderes en producción de alimentos.
Los datos surgen de un informe del Instituto de Estudios de Consumo Masivo (INDECOM). La venta de supermercados mayoristas a consumidores particulares aumentó un 29,50 por ciento entre enero y abril, en comparación interanual.
El relevamiento se realizó sobre un total de 655 comercios, entre los que se destacan los grandes supermercados y las principales superficies mayoristas -Yaguar, Makro, Vital, Maxiconsumo y Diarco- en el ámbito geográfico de Capital Federal, Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mar del Plata, Salta, Mendoza, San Juan y Neuquén.
Según el presidente de INDECOM, Miguel Calvete, «en la composición del nivel socioeconómico de incremento participativo en el canal mayorista es predominante la parte media baja de la pirámide de consumo conformada por familias numerosas con niveles medios bajos de ingresos, quienes obtienen un importante ahorro con esta modalidad de compra».
Las categorías de mayor demanda en ese medio muestran en primer lugar al aceite, con el 34 por ciento de la demanda, seguido por las galletitas dulces en un 19 por ciento, el arroz con el 16 por ciento, azúcar con el 14 por ciento, las gaseosas con un 12 por ciento y los fideos secos con el 5 por ciento.