El presidente Mauricio Macri y el vicepresidente Joseph Biden coincidieron hoy en que se inicia “una nueva etapa en la relación bilateral” entre la Argentina y Estados Unidos durante una reunión que mantuvieron en Davos, Suiza, donde ambos asisten al Congreso del Foro Económico Mundial.
Biden destacó, además, la predisposición de Estados Unidos para colaborar en todos los campos, especialmente en innovación, tecnología, defensa y seguridad.
En la audiencia, que se celebró en Hotel Intercontinental de la villa turística invernal, Macri estuvo acompañado por el diputado nacional y jefe del Frente Renovador, Sergio Massa, y por el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo.
El primer mandatario argentino y el vicepresidente estadounidense también manifestaron sus coincidencias respecto de la necesidad de “crear una atmósfera de buen diálogo en toda la región” y hablaron sobre la importancia de preservar “los valores de la paz” y de contribuir al desarrollo sustentable en el hemisferio.
Biden ofreció la ayuda de su país para avanzar en la lucha contra el narcotráfico y confió en que, a partir de esta nueva etapa, la Argentina “encuentre su camino hacia el desarrollo”.
Lo cierto es que desde la crisis de 2001, Argentina había decidido desandar un camino que le había costado sangre y sudor: la alineación incondicional con los Estados Unidos y los organismos multilaterales de crédito. La cooperación militar de Argentina con la OTAN durante el menemismo convirtió a nuestro país en objetivo del terrorismo internacional y la sumisión económica al FMI derivó en la peor crisis que se haya registrado en estas tierras.
En Davos, donde se reúne el poder económico, Mauricio Macri decidió iniciar el camino de retorno a los 90. Lejos del Mercosur y en pleno coqueteo con las principales potencias, el Presidente de la Nación se reunió con el Vice de los Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, de quién sólo recogió promesas de cooperación, también con David Cameron quien le ratificó que el Reino Unido no dialogará por Malvinas y por último se sentó junto a Benjamin Netanyahu, Primer Ministro israelí y líder de la derecha en dicho país.
Argentina no había participado del foro de Davos durante los últimos 12 años ya que se lo consideró una expresión de las políticas de especulación que derrumbaron la economía de nuestro país hacia el 2001. Allí se reúnen tanto los mandatarios de las potencias occidentales como el poder financieron y los gigantes transnacionales.
Durante el kirchnerismo, Argentina había entablado relaciones más aceitadas con el Mercosur y lo que se denominan los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica); Brasil, el gigante asiático y el país liderado por Vladimir Putin se convirtieron en los principales socios de nuestra economía sin interferir en los números domésiticos. Nuestro país había ganado soberanía.
China, por ejemplo, otorgó el millonario financiamiento para las represas Kirchner y Cepernic que construirá la empresa cordobesa Electroingeniería. Macri intentó frenar su construcción debido a que la empresa realizó obras públicas durante el kirchnerismo pero los interesados chinos pusieron en caja al Presidente Mau.
Macri está decidido a un realineamiento global: la genuflexión de la derecha Argentina ante los Estados Unidos es conocida y derivará en lo que puede convertirse en una tragedia económica: los tratados de libre comercio. La puesta en práctica de esta estrategia comercial derivará en la desaparición de muchas fábricas en la Argentina.
El camino hacia la Alianza del Pacífico, una zona comercial controlada por los Estados Unidos, ha comenzado en Davos. Para ello, el gobierno argentino ya le solicitó a sus pares del país del norte que eliminen la necesidad de una visa para los ciudadanos de nuestro país; el régimen al que podría pasarse la Argentina es similar al de la comunidad europea, el ESTA, un permiso que se tramita por Internet.
Al igual que en los 90, el gesto de Estados Unidos para con la Argentina será morigerar las exigencias para entrar al gigante del norte, como contrapartida tendrán también un control mayor sobre nuestra economía y el comercio. El intercambio es injusto pero aún funcionan los espejitos de colores.