Así se desprende de datos oficiales informados por la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de Argentina.

Se trata, sin lugar a dudas, de una rama del saber con una enorme cantidad de graduados y, en consecuencia, con un mercado laboral muy competitivo donde los profesionales más noveles deben hacer un esfuerzo para lograr insertarse y conseguir escalar posiciones tanto en el sector privado como en el sector público, o en el ejercicio independiente y liberal de la profesión.

Un dicho popular sostiene que, si vas por la calle y levantás una piedra, seguramente de abajo salga un abogado. Y si bien esa descripción metafórica de la cantidad de profesionales de las ciencias jurídicas resulta bastante ilustrativa, no es menos cierto que la cantidad de conflictos que existen entre los seres humanos es interminable y eso genera continuas oportunidades de trabajo para quienes se dedican al ámbito de los litigios.

Quienes eligen ser abogados tienen que estar preparados para lidiar con un sistema que se caracteriza por ser burocrático e institucionalmente complejo, donde los tiempos de la justicia son lentos y las necesidades de los clientes urgentes. Saber administrar las ansiedades y ser ordenado con los plazos es para el abogado casi tan importante como saber qué dicen las leyes y poder hacer presentaciones sólidas ante los tribunales.

Sin embargo, el mundo de la abogacía resulta apasionante para quienes sienten vocación por la búsqueda de la justicia y también para los que desean estudiar una carrera universitaria con múltiples posibilidades de ejercicio profesional. Porque, si bien cuando hablamos de abogados lo primero que pensamos es en la persona que defiende los intereses de las partes en un juicio, la realidad es que el abanico de posibilidades para los graduados es bastante mayor.

El desempeño en la función judicial, que comienza desde puestos iniciales de escribiente o auxiliar en los juzgados, hasta llegar a ocupar posiciones de secretario letrado o juez, es uno de los caminos que siguen quienes se reciben en la Facultad de Derecho. También el Ministerio Público Fiscal, que lleva adelante las investigaciones por delitos, o el Ministerio Público de la Defensa, que representa a los acusados, son otras de las opciones en el ámbito de la justicia.

Dentro del sector público está la posibilidad de desempeñarse como asesor legal en distintos organismos del Estado, que suele tener áreas especialmente orientadas a la cuestión técnico administrativa y legal, o bien en los poderes legislativos, donde el trabajo no consiste en aplicar las leyes sino en crearlas.

En el sector privado, las empresas suelen contar con departamentos de asuntos jurídicos que, además de llevar litigios, tienen lugar para aquellos que se dedicar al asesoramiento jurídico corporativo y al compliance, desarrollando estrategias para garantizar el cumplimiento normativo por parte de las corporaciones.

El ejercicio liberal de la profesión suele ser uno de los desafíos más exigentes, ya que implica iniciar un camino de búsqueda de clientes y gestión de cartera de juicios que suele demandar un gran esfuerzo pero puede resultar en un gran beneficio una vez consolidado. Este tipo de abogado comparte muchas cualidades con un emprendedor que busca iniciar su negocio o empresa por cuenta propia, ya que, en definitiva, el estudio jurídico no deja de ser una forma de emprendimiento comercial. 

En este sentido, hay quienes sostienen que la carrera de derecho necesita modernizarse, incorporando otro tipo de materias que permitan a los profesionales contar con alguna formación en materia de gestión de negocios y marketing, para poder abrirse paso en un mundo de alta competitividad.

Hoy por hoy, la carrera de abogacía se dicta en una amplia mayoría de las universidades estatales y privadas que existen a lo largo y a lo ancho del país, si bien hay algunas casas de estudio más tradicionales que siguen siendo preferidas por los que buscan correr con la ventaja de un título más prestigioso. Sin embargo, cada vez son menos los buscadores de recursos humanos que reparan en la casa de estudios que expidió el título, volcándose por conocer el conocimiento y las habilidades reales que tiene el profesional que se encuentra detrás del diploma.

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