El presidente de la Nación, Mauricio Macri exhibe un cinismo de escala astronómica. En mayo de 2013 en su rol de Jefe de gobierno porteño, firmó un decreto de necesidad y urgencia para la “protección de la libertad de prensa”, en medio de supuestos ataques a la prensa y a la Justicia por parte del Gobierno nacional y de fuertes versiones de intervención al Grupo Clarín.

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De acuerdo con el decreto, todas las cuestiones vinculadas con la libertad de prensa, los medios y los periodistas que puedan ser blanco de persecución o de hostigamiento, podrán ser dirimidas ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Ciudad.

En conferencia de prensa, Macri cuestionó fuertemente a la presidenta Cristina Kirchner, al afirmar que “no quiere que haya más prensa libre en la Argentina ”. Denunció que el Gobierno intenta “silenciar a los periodistas y a los medios de comunicación”, cuestionó el manejo de la pauta oficial con esa finalidad y la intención de que “todos dependan del Gobierno”.

“Hay quienes creen que en democracia el que gana una elección hace lo que quiere, eso no es el espíritu de la democracia sino del autoritarismo”, sostuvo el jefe de Gobierno al hablar en la sede del gobierno de la Ciudad, donde estuvo acompañado por la vicejefa María Eugenia Vidal, ministros y legisladores.

Sin embargo, 5 años después, ya como presidente de la Nación, hizo todo lo contrario. No solo asfixió financieramente a los medios críticos a su gestión, sino que esta semana despidió a 357 trabajadores y trabajadoras de la Agencia de Noticias Télam de forma irregular, ilegal y bajo un persecución ideología propias de un dictador.

Los despedidos de Télam luchan por su reincorporación y mantienen una ocupación pacífica de los dos edificios que tiene la noticiosa en la Ciudad de Buenos Aires, para preservar las instalaciones y cuidar sus puestos de trabajo.

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