La reforma laboral que impulsa el Gobierno pretende, entre otras cosas, achicar el tablero de negociación. El encargado de llevar adelante el trabajo sucio será el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quien tendrá la misión de encontrar la estrategia para erradicar a los gremios chicos de la faz de la tierra.

Fuentes del gobierno dijeron a Clarín que «en línea con las palabras del Presidente estudiaremos de manera rigurosa que los gremios estén en regla. Si de lo legal hablamos, ya estamos viendo que 500 gremios podrían perder su estatus de registro ante la Dirección Nacional de Asuntos Sindicales».

En la actualidad hay 400 gremios con personería jurídica simple, es decir no tienen personería gremial.

Triaca estudiará si los 400 sindicatos en la mira presentaron sus balances, si cumplen sus comisiones directivas con el cupo femenino y otros temas reglamentarios que podrían ser usados para el exterminio deseado por Macri.

La complicidad de la CGT es vital para poder arremeter contra el mundo gremial y Héctor Daer ya habría dado un guiño explícito al Gobierno al decir que «hay gremios que no funcionan, que no eligen autoridades, que nadie sabe si existen o no».

Las condiciones están dadas para que el gobierno avance contra los representantes de los trabajadores y así, poner a funcionar su maquina reformista que irá en claro detrimento de los intereses de los asalariados que verán reducirse sus derechos y conquistas.

print