Sorprendió la crudeza. Pero, al instante, los empresarios parecían celebrar que les hablaran en su mismo idioma. Por primera vez en público, ante una tribuna repleta de potenciales inversores europeos, el Gobierno reconoció que la inversión no llega al país, por lo menos en la cantidad esperada, y que la principal razón es que la economía sufre el lastre de los costos y no ofrece a los hombres de negocios lo que más buscan: dinero.

«La Argentina necesita inversiones y no llegan por diferentes razones», admitió ayer el ministro de Producción, Francisco Cabrera, mientras participaba de un panel con empresarios en el cierre del Foro Argentina-Unión Europea en el hotel Alvear. «La rentabilidad no es suficiente para el riesgo que toman. Y esto tiene que ver con una economía poco productiva gracias a las distorsiones», explicó el funcionario. Para eso, afirmó que ya trabaja en el costo del financiamiento, acuerdos productivos con diferentes sectores, un plan de infraestructura y de energía, el acceso a la tecnología a menores costos y cambios impositivos. «Se necesita una reforma tributaria. La presión fiscal es muy alta y hay impuestos muy distorsivos», reconoció.

«Hay que ver cómo se genera una inversión. Es un cálculo económico», dijo consultado por los medios en un pasillo del hotel cuando se iba. «Todavía hay ciertos problemas de rentabilidad y tiene que ver con la productividad», señaló y buscó suavizar lo que había dicho previamente: «El nivel de inversión es alto; hay expectativas de que los costos van a bajar». Antes de irse, Cabrera dejó dos definiciones más, una sobre los precios y otra sobre la corrupción.

«La lucha contra la inflación va a seguir y la vamos a derrotar», dijo. Y sobre el caso Odebrecht reclamó: «Hay que meter preso al que recibió coimas y al que pagó coimas».

Minutos antes, el ministro de Producción ya había protagonizado una inesperada batalla en un panel. «El de Telefónica y la Argentina es un matrimonio maduro que ya no tiene pasión», comenzó Carlos López Blanco, director general de Asuntos Públicos y Regulación, y miembro del Comité Ejecutivo de Telefónica. «Hay lealtad y cariño», dijo el español y las risas coparon el auditorio. «Hay una macro y una micropolítica. En general, con los gobiernos nos llevamos muy bien con las micropolíticas y después hay macro que nos gustan más y otras menos. Desde el punto de vista macro, el país nos gusta y mucho (…) Pero no todo matrimonio es felicidad. En el país compartimos la visión macro pero tenemos diferencias en cuanto a la política sectorial.» El ejecutivo se refería a las normas que regulan el sector de las telecomunicaciones y de la TV por cable (que definió como «coto cerrado»), y que que -según Telefónica- beneficia a Clarín. «Hay que abrir la competencia y la convergencia. El diagnóstico y la manera no es la más acertada y adecuada. Esta incertidumbre no favorece la inversión», agregó.

«No quiero que el matrimonio se rompa», bromeó Guillermo «Willy» Stanley, padre de Carolina, ex ejecutivo del Citibank y moderador del panel. «No se va a romper…pero parte de la intimidad conyugal…», dejó picando el español. «Va más despacio de lo que nos gustaría. Pero mantenemos la esperanza de pasar la página de este conflicto familiar», dijo. Mientras el auditorio escuchaba los dardos, Cabrera decidió seguir el juego. «Hay una intimidad que preservar», dijo y explicó: «Telefónica no es el único cónyuge. No hay que ponerse celosos».

«Me concentraría en la macro, que se va a encauzar de la manera más seria», completó Cabrera.

Casi como un espejo de lo que aún falta en la Argentina, José Luis López-Shümmer, representante general de Daimler para España, Portugal e Iberoamérica, rescató las reformas impulsadas en el sector automotor español, según el Plan Tres Millones. «Se necesita estabilidad política. El dinero es miedoso», estimó. Pero además pidió seguridad jurídica, estabilidad fiscal y «un sistema tributario que apostó a la industria con impuestos razonables», entre otras cosas.

No fueron todos cuestionamientos. «Hoy hay un claro apego a las reglas, que antes no estaba. Multiplicamos la inversión por cinco», afirmó Sergio Aranda, director general de América latina de Gas Natural Fenosa. Enseguida aclaró que era un «compromiso».

Ya en el almuerzo, Marcos Peña habló de las elecciones y buscó dar certezas. «La agenda de transformación recién está empezando. Hay un desafío electoral para reivindicarla, para que esa agenda no se detenga», dijo. Y pese a la baja rentabilidad reclamó: «Confiamos en el rol de las empresas a través de las inversiones para dinamizarla».

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