Lo del expresidente Mauricio Macri es de un descaro supino. Durante sus 4 tristes años de gobierno hizo lo que quizo, nunca respetó las instituciones, mucho menos la Constitución Nacional, que intentó llevarse puesta en más de una oportunidad, como cuando intentó nombrar dos jueces de la Corte Suprema por decreto. Los negociados con la Energía y los peajes fueron la caja donde encontró recursos espurios para sus empresas y para sus amigos. Se lo investiga por una fenomenal estafa al Estado con el Correo Argentino. Puso a al país de cabeza y arrasó con las pymes y el empleo. Endeudó como pocos a la Argentina por generaciones, y ahora, se da el lujo de salir a criticar a un Gobierno que lucha contra el país destrozado que dejó Cambiemos y con la pandemia del coronavirus.

Lo de Macri tiene un objetivo claro, sus críticas buscan volver a ponerlo en la agenda política. Ciertamente, el jefe de Gobierno Porteño le robó el protagonismo y se viene configurando como el verdadero líder de la oposición. Será su más duro contrincante en las elecciones presidenciales del 2023 y tendrá que negociar mucho en las de medio término del año próximo. Macri no quiere resignarse a peder su capital político, pero no se estaría dando cuenta que hace rato nadie se detiene a mirarlo como un líder, sino más bien como alguien que, en el peor momento del país, se la pasó viajando al exterior. A eso, se le suma la enorme falta que tuvo esta semana al reunirse con 3 intendentes violando la cuarentena tras regresar de Europa.

Ahora, como si nada tuviera que ver con las penurias que atraviesan las argentinas y los argentinos, y con un caradurismo que sólo él puede ostentar, sostiene que las “autoridades al frente del Poder Ejecutivo Nacional articulan medidas para que «atacan sistemática y permanentemente a nuestra Constitución”.

“Rompo el silencio para compartir con ustedes mi inquietud sobre la dolorosa y delicada circunstancia que atraviesa la República Argentina”, dice Mauricio Macri en un documento que publicó en el diario La Nación.-

“Para poder gobernar sin límites, violentan la Ley Fundamental de la Nación”, sostiene Macri, para quien “el rumbo que ha tomado el país deja al descubierto la intención del Gobierno de establecer un Nuevo Contrato Social en la Argentina con principios dominantes inéditos”.

El ex presidente cuestiona ademas las medidas articuladas por el Gobierno nacional en el marco de la pandemia: “Se utilizan las restricciones sanitarias para impedir la libre circulación de las personas”. Hay que ser cínico para pensar que un gobierno pueda tener algún beneficio de semejante tragedia.

“Retrocede el federalismo en la Argentina -denuncia el ex presidente-, porque el oficialismo condiciona a los gobernadores de las provincias cualquiera sea su signo político y los extorsiona con el envío de los fondos necesarios (…), lo que fue coronado con la reciente e indignante presión al Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, dice, pero omite que fue él quien le llenó la bolsa de recursos a Rodríguez Larreta con la excusa del traspaso de parte de la Policía Federal a la Ciudad, triplicando los fondos que realmente necesitaba, y que ahora el presidente Fernández rectifica y compensa a la Provincia de Buenos Aires donde la Bonaerense que dejó Vidal tenía salarios postergadísimos.

En el texto título “Para defender el presente y para ganar el futuro”- Mauricio Macri denuncia también que “la seguridad jurídica desfallece ante un poder que atrasa y que solo cree en modelos arcaicos, prescindiendo de todas las oportunidades para el crecimiento y el desarrollo de nuestro país que están donde habitan las grandes naciones del mundo”.

En la particular visión del exmandatario “Cede el respeto a nuestras libertades individuales porque la libertad de expresión es una institución democrática peligrosa para un gobierno personalista”.

“Lo que se busca es el control social y evitar que los ciudadanos manifiesten su disconformidad” con medidas perjudiciales “a amplios sectores de una sociedad exhausta”. La libertad de expresión es una institución democrática peligrosa para un gobierno personalista, dice quién se valió de la prensa obediente que -tras el pago de abultadas pautas publicitarias- silenció el brutal endeudamiento que generaba su gobierno.

“No se puede producir ni trabajar para llevar el pan a la mesa de las familias argentinas, porque la idea es avasallar a la clase media para conseguir clientes dependientes del favor del Estado para poder sobrevivir”, afirma Macri. Más aun, asegura que “no se reconocen los derechos básicos de los ciudadanos para que cada uno proyecte su vida como quiera hacerlo, porque es el Estado el que aspira a decidir por nosotros; pretende nivelar para abajo”.

“El Gobierno atenta contra las bases éticas y económicas de una sociedad que aspira a ser libre” y “donde el rol de las instituciones sea el pilar fundamental para el avance de la Argentina hacia un país moderno y civilizado”, continúa apuntando con descaro y cinismo.

Según concluye, la opción es “la República o la republiqueta; es Democracia o demagogia; es elecciones libres o no habrá transparencia en los resultados; es seguridad o vivir con miedo; es el Estado de Derecho o es la jungla; es la propiedad o es la apropiación; es libertad de expresión o censura; es educación o adoctrinamiento”.

“Es verdadero o es falso. Es luz o es oscuridad”, resume el exmandatario.

finalmente, insiste en lo que él entiende como » vertiginoso accionar del ‘vamos por todo’, extravía el rumbo de la Nación: hay que ir por el camino que la Constitución manda. Y para defender la Constitución ninguno de nosotros va a dejar de estar, hoy y siempre. Estamos a tiempo. Para defender el presente y para ganar el futuro”.

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