La carne se ha configurado como un lujo para la mesa de las familias argentinas. En los primeros días del año varias carnicerías recibieron las medias reses con incrementos de entre 30 y 40%, según manifestaron en diversas notas periodísticas. Además, los carniceros se quejan por la caída en el consumo. Tal es el problema suscitado con los aumentos, que muchos comerciantes absorbieron parte de los aumentos para no trasladarlo a precio y así no perder clientes.

En esa línea, Alberto Williams, vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la ciudad de Buenos Aires, advirtió que podrían comenzar a cerrar los comercios que están más complicados para sostener sus costos.

«Si la carne sigue a estos precios, van a empezar a cerrar negocios. No pensemos que en un mes solucionamos el problema. No, esto va a ser largo, no lo soluciona una sola persona, tienen que estar todos en la mesa», explicó en declaraciones a radio La Red.

«Estos precios son muy caros, imposibles para el consumidor», agregó Williams, que detalló que los incrementos en el precio de la carne acumulan un 35% desde el 20 de diciembre.

De acuerdo con el último informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), los precios de los distintos cortes de carne vacuna mostraron, en promedio, alzas significativas del 8,5% durante enero en comparación con diciembre del año pasado. Si se compara con enero de 2018, los precios promedio de la carne vacuna se ubican un 49,5% por encima. Las principales alzas se dieron en los precios de los cortes de vacío (11,2%), cuadril (10,5%) y falda (10,2%).

En tanto, un relevamiento realizado durante la primera quincena de febrero por Consumidores Libres en supemercados mostró subas de 8,86% en el kilo de picada común, 8,34% en el kilo de falda; 5,9% en paleta o roast beef, 5% en asado y 4,62% en bola de lomo.

«Es tremendamente caro para el poder adquisitvo de la gente», señaló Williams y detalló algunos precios que actualmente pagan los consumidores: entre $300 y $350 para el kilo de vacío y $250 para el kilo de asado.

«Las carnicerías desde hace un tiempo que no logran sostenerse solo con la carne y tienen que agregar verdulerías o preparados. Los gastos de mantenimiento son enormes y el carnicero hace un trabajo muy personal, hace de todo«, destacó Williams.

El consumo de carne viene en franco retroceso en los últimos años. De acuerdo con los datos del IPCV pasó de un promedio de 66,1 en 2000 a 56,4 en el último año. Aunque la caída no está relacionada solo con los precios sino también con algunos cambios de hábito en la dieta de los consumidores.

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