La ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, encargada de reprimir brutalmente la protesta social desde la llegada de Cambiemos al poder, no siempre vio la lucha callejera como una expresión destituyente pasible de ser dispersada a fuerza de bala de goma, gas lacrimógeno y camiones hidrantes.

En 2013, cuando gobernaba Cristina Kirchner llamó a «una lucha callejera» en el marco de la manifestación del 18A, uno de los emblemáticos cacerolazos de la clase media alta contra el kirchnerismo.

«Quiero sumarme a esta lucha callejera que tenemos que encarar los argentinos para lograr un cambio, porque necesitamos libertad de expresión, porque necesitamos que las leyes estén arriba nuestro«, manifestó la entonces diputada nacional.

«Terminar con esta lógica populista, este dogma, que llevan adelante tantos jóvenes que con eso piensan que de ahí va a salir alguna verdad»,

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