En medio de la tensión en Plaza de Mayo por el operativo de la Policía Federal, Bonafini sostuvo que Madres de Plaza de Mayo «no» le tiene «miedo» a «estos hijos de mil putas», al remarcar que «si nos quieren llevar presas, que nos lleven».

«No sé qué va a pasar ni hasta dónde son capaces de ir, pero con el mismo valor y seguridad de que el único camino es el proyecto nacional y popular que conduce» la ex presidenta Cristina Fernández, «vamos a enfrentar esta Justicia corrupta», advirtió.

Tras realizar la habitual ronda de los jueves, la dirigente cuestionó al Gobierno al señalar que «lo que estos no saben, y menos» la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a quien definió como «la que los manda», es que «nos podrán poner presas, pero nunca podrán poner presas las ganas de pelear».

«Tienen tanto odio porque a la mañana dicen ‘Espejito, espejito, ¿quién es mas linda que yo’, y el espejito dice ‘Cristina'», añadió, en sus críticas al macrismo.

Además, Bonafini denunció que la «amenazan» y la quieren «asustar» con la orden de detención impartida por el juez federal Marcelo Martínez Giorgi.

«No tenemos nada que ocultar, pero sin violencia», señaló al hablar tras la ronda en Plaza de Mayo.

Martínez De Giorgi firmó una segunda orden de detención contra Bonafini luego de que fracasara el primer operativo en la sede de la organización en el barrio porteño de Balvanera.

Desde Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini leyó una carta dirigida al magistado:

«Desde el año 1977, más precisamente el día 8 de Febrero de ese año, vengo padeciendo las agresiones de la mal llamada justicia, implementada por jueces de la Nación. En ese momento empezó mi calvario, hice 168 presentaciones por mi hijo Jorge, luego en conjunto reclame por mi otro hijo Raúl, que fue desaparecido en diciembre del mismo año, en una constante peregrinación por los juzgados, siempre padecí las mismas injusticias, las mismas agresiones. Luego en mayo de 1978, desapareció también mi nuera María Elena, nada cambio.
 
Siempre la misma ignominia, la misma indiferencia, yo sentía como la denominada justicia era cómplice de los asesinos militares y marinos. Una justicia sin solidaridad, sin sentir por los otros, sin sufrir por ellos.
 
Después de un tiempo en el año 2001, más precisamente un 25 de mayo, a mi hija María Alejandra que se encontraba sola en mi casa, mientras yo estaba de viaje, la torturaron casi hasta matarla. Y allí otra vez mi peregrinación para ver si encontraba algún juez que nos muestre el valor de la Justicia, y que esta existía, pero otra vez la burla y la sin razón.
 
Y llegó el caso Schoklender, allí las madres con gran esfuerzo aportamos voluntariamente 60 cajas con pruebas, junto con 40 backup, y otros elementos más, primero a Oyarbide y después a ud. que ni siquiera leyeron algo de lo aportado.
 
Asistimos cuantas veces nos llamaron a declarar, hicimos pericias de las firmas que constataron que no eran mías, siempre a disposición por la verdad, incluso hace unos meses asistí voluntariamente a su despacho para informarme ante la indigna marcha de la causa.
 
Y otra vez sufrimos en carne propia la burla, que nos castiga a todas, ancianas de 85 a 90 años, y nos condena a pagar las deudas, injustas y ajenas.
 
Las madres siempre vamos a defender los valores de solidaridad social, extender las manos a los vulnerados, por sus sueños, en este tiempo y en los que vendrán. Y vamos a luchar para que alguna vez nos enfrentemos con jueces probos que nos ayuden a sentir en nuestros cuerpos el valor de la Justicia.»
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