El rumbo de las paritarias de este año se negoció de a dos, entre cuatro paredes, la semana pasada. Mauricio Macri citó en secreto a Hugo Moyano para exponerle el plan del Gobierno para generar un cauce de aumentos salariales por debajo del 30% (en un rango del 24 al 28%) a cambio de la reformulación integral del Impuesto a las Ganancias, la suba y universalización de las asignaciones familiares, y la distribución de un fondo multimillonario para las obras sociales sindicales.

Moyano, que en esa ocasión dio un primer aval, le agregó un ítem: la posibilidad de pactar montos no remunerativos en medio de la vigencia de los acuerdos salariales en caso de producirse un desfasaje con la inflación.

Producto de esa charla, que hasta ahora no había trascendido y que recién ayer confirmó el diario Ámbito Financiero según fuentes del entorno más próximo al camionero, los funcionarios del gabinete económico comenzaron a difundir con mayor énfasis la necesidad de emparentar las discusiones salariales con un eventual rango inflacionario del 20% al 25% para este año, de acuerdo con la expectativa oficial. Así lo hicieron saber el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y los ministros de Hacienda, Alfonso Prat Gay, y de Trabajo, Jorge Triaca.

Tras el encuentro, Moyano mantuvo su postura pública de avisar que el piso de los reclamos de este año será el 30 por ciento, aunque orientó a sus aliados para comenzar a flexibilizar ese parámetro. De hecho, el martes en la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), que integran junto a Moyano los colectiveros de UTA y los maquinistas de trenes de La Fraternidad, entre otros, se conversó sobre la posibilidad de pactar incrementos por debajo de ese nivel, a pedido del Ejecutivo, pero sólo tras una garantía de cumplimiento de los otros puntos del «combo» salarial.

Hoy la CATT se verá con Triaca y con su par de Transporte, Guillermo Dietrich, para exponerles un toma y daca propio del sector: más allá de los puntos conversados entre Macri y Moyano, los dirigentes pedirán atenciones puntuales como la sanción de una ley federal de transporte. Para este grupo de gremios, sin embargo, el punto central del paquete salarial es la inmediata modificación de Ganancias. En el Gobierno mantienen especial consideración para los sindicatos de la CATT por su condición de estratégicos frente a un eventual paro general, sobre todo por los colectiveros, ferroviarios, camioneros y aeronáuticos.

De la charla entre el jefe de Estado y el líder de la CGT Azopardo surgieron varias conclusiones: Macri le garantizó que avanzará velozmente el proyecto oficial sobre Ganancias de modo tal de anunciarlo en la Asamblea Legislativa, el 1 de marzo. Incluirá una suba del mínimo no imponible a por lo menos 30 mil pesos, y una reformulación de las escalas, el eje de todos los reclamos gremiales.

También hubo acuerdo en la suba inmediata de las asignaciones familiares (el aporte que paga el Estado para los trabajadores con carga familiar) y su universalización. Esta semana Moyano se declaró satisfecho de que un Gobierno no peronista hubiese retomado la bandera del salario familiar, una conquista asociada al partido que fundó Juan Perón. En la conversación no hizo falta abundar demasiado sobre otra de las patas del acuerdo, el reparto a las obras sociales de $ 26 mil millones del Fondo Solidario de Redistribución que retiene el Estado, y que beneficiará de manera inmediata a los gremios más numerosos, como Comercio, Sanidad, Construcción y el propio Camioneros.

Llegado a este punto, el sindicalista le planteó a Macri la posibilidad de dejar abierta la puerta a un incremento salarial adicional en medio de la vigencia de los convenios acordados este año, que podría tener varias modalidades: la de máxima, una suma fija por decreto para todos los trabajadores; o bien, habilitar a los gremios a negociar esos montos como compensación por una eventual disparada inflacionaria tras la firma de las paritarias. El mandatario prometió estudiar esa alternativa.

El plan cuenta con un aval mayoritario en el sindicalismo peronista: además de Moyano y los gremios del transporte, lo ven con agrado los «gordos» de los grandes gremios de servicios y los «independientes» de la CGT de Antonio Caló. En paralelo, otras expresiones gremiales, aunque minoritarias, prometen complicar la negociación. La Confederación de Sindicatos de la Industria de la Alimentación (Casia), que reúne a gremios de las tres CGT, dio a conocer ayer que el planteo de base de todos ellos para las paritarias 2016 será por un mínimo salarial de 16.500 pesos, que para algunas organizaciones representa un 35% de aumento y para otras, hasta 45 %.

print