Mauricio Macri Mini Davos

Durante las dos jornadas de debate con funcionarios de gobiernos de una decena de países de la región y visitantes de 65 nacionalidades, la mayoría de los integrantes del Gabinete nacional participaron de distintas sesiones y paneles y en todos los casos remarcaron la herencia recibida por la administración de Mauricio Macri y las acciones que se tomaron para sustentar lo que aseguran es un «cambio estructural» de la Argentina.

A su turno del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, afirmó que bajar la inflación es el mejor instrumento para favorecer a los más pobres.

El titular de la autoridad monetaria enfatizó que «hay que parar con la improvisación» y «no hay que inventar nada» sino replicar otras experiencias internacionales. Presuntamente refiriéndose a las marchas y contramarchas que vino haciendo el equipo económico del presidente en los últimos 15 meses.

Al participar de un panel sobre «América Latina productiva» en el Foro Económico Mundial (WEF, siglas en inglés) Sturzenegger dijo que la inflación «junto con una macroeconomía estable» son «la agenda y la responsabilidad» de la autoridad monetaria.

«Reducir la inflación tiene un componente que está ausente en el debate en la Argentina, que es que cuando uno la reduce tiene un enorme aumento y mejora en el capital de los más pobres», consideró el funcionario.

Para el titular del BCRA, «los países que bajaron su inflación desde el 20 por ciento duplicaron su crecimiento los 10 años siguientes» y enfatizó que «el efecto del crecimiento cuando se baja la inflación es tan fuerte, que debe ser prioritario en la agenda pública».

Durante la ceremonia de apertura que se realizó el jueves en medio de la huelga general y con manifestaciones en la puerta del hotel en que se desarrollaba el evento, Macri fue taxativo al prometerles a los empresarios «reglas claras» y los arengó para que elijan a la Argentina como destino de sus inversiones.

«Esto recién comienza, están a la hora indicada en el lugar indicado, sostuvo Macri, que pidió «construir futuro».

Para ello, expresó que «hay que ser predecibles, creíbles, que las reglas del juego no se alteren. Por ser un país aislado, hemos perdido el músculo de la competitividad, de la productividad».

Por su parte, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, hizo su parte al sostener que «la política de reducción del déficit fiscal «no es negociable», aunque advirtió que será de forma «gradualista», una de las decisiones que se le cuestiona al Gobierno nacional.

Dujovne se comprometió a «cumplir» con las metas de déficit fiscal que el Gobierno estableció para los próximos años llegando al 2,2 por ciento del PBI para 2022.

A su vez, el ministro de la Producción, Francisco Cabrera, planteó el desafío de lograr una mayor apertura al comercio mundial y no sólo ver al mercado intramercosur como un oportunidad de negocios.

De todas estas exposiciones, se desprende una notable incapacidad de parte del gobierno macrista, de escuchar los reclamos de la clase trabajadora y las pymes, principales afectados por las políticas económicas instauradas desde el diciembre de 2015, que fueron en claro detrimento de la producción -que viene mostrando caídas en todos los índices oficiales y privados- además de la pérdida de empleo y poder adquisitivo que desplomaron las ventas y retrajeron el consumo y el mercado interno a niveles preocupantes. En este camino, según sostiene los líderes gremiales y dirigentes empresarios, no hay recuperación posible.

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