Luego del brutal ajuste encarado en el primer año de Gobierno, ahora el macrismo prepara una segunda ola, una tercera y hasta una cuarta etapa de ajuste en el Estado.
Para el oficialismo el déficit fiscal es el principio rector de todas las cuentas estatales y hay que regirse por el resultado de esa cuenta. Según los datos privados el déficit actual llegaría casi al 5% del PBI. Esto muestra el desastre que ha hecho el macrismo con la economía que a pesar de haber ajustado las cuentas, reducido personal estatal y transferido la porción grande de la riqueza a los sectores más poderosos, el déficit creció respecto del 2015.
Uno de los objetivos del nuevo ministro es llevar esos números por etapas a un 3,3% en 2017, a 1,8% en 2018 y a 0,3% para el final del mandato, números sensiblemente más bajos que los que proyectaba el anterior ministro, Alfonso Prat Gay, según había anunciado públicamente, esos valores rondarían el 4,8 este año y 4,2% en 2018.
En las usinas de Hacienda se está diseñando un plan de ajuste que se implemente a lo largo de los próximos tres años. Lo que sigue es congelamiento de salarios y aumento de las tarifas.
La gran pregunta en todos este escenarios es si el Gobierno se animará a implementar el primer plan de ese ajuste en concordancia con las elecciones, sabiendo que eso puede traer consecuencias electorales negativas.
El PRO se muestra cada vez más encaminado a seguir ajustando las economías domésticas, con todas las consecuencias que vienen aparejadas y que ya hemos conocido en décadas pasadas.
