Aníbal Fernández, ex jefe de Gabinete de Ministros

En una publicación del Gran Diario Argentino, el periodista Jorge Lanata carga las tintas sobre la figura de Anibal Fernández. Primero lo incriminó en su ciclo Periodismo Para Todos como el autor intelectual del triple crimen de General Rodriguez donde murieron Forza, Ferrón y Bina. Esto le costó la carrera hacia la gobernación de la provincia de Buenos Aires ¿quien podría elegir como su gobernante a un asesino de tres pibes?. Fernández tuvo que fumarse la operación en su contra. El ex jefe de Gabienete de Cristina no pudo o no supo medir el impacto de semejante acusación y los tiempos electorales le impidieron moverse con la cintura necesaria para sortear semenjante acusación.

María Eugenia Vidal supo capitalizar esta maniobra con la ayuda del ecuatoriano Jaime Duran Barba, que rápido de reflejos interpeló a los bonaerenses, ¿a quien le dejarías el cuidado de tus hijos? fue la pregunta que instaló el principal asesor de Mauricio Macri en el electorado de la provincia más poblada del país. Claramente nadie pensaría delegar esa tarea en un presunto asesino, dueño del negocio de la Efedrina. Estas acusaciones se terminarán de dirimir en la justicia, pero en el mientras tanto, la sorpresa se hizo eco en las filas del PRO, que se vieron con la responsabilidad de gobernar un distrito que no tenían previsto. Ni siquiera habían destinado los abultados recursos económicos de campaña que requería Vidal para hacerse de la gobernación de la provincia más rica y más compleja de administrar. El regalo llegó de la mano medios de comunicación, que ahora reclaman la devolución de semejante favor.

En los primeros días de su gestión, Vidal y su ministro de seguridad tuvieron que enfrentar el primer examen en su capacidad para gestionar y la cosa no les salió del todo bien. Sin rastros de los prófugos, una semana después del escape de los hermanos Cristian y Martín Lanatta y de Víctor Schillaci de una cárcel de máxima seguridad, la gobernación bonaerense, intentó mostrar iniciativa política y desplazó a los jefes de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Quilmes. Mientras tanto, detrás del rastro de los condenados por el triple crimen de General Rodríguez ayer se movilizaron efectivos de cuatro fuerzas de seguridad –Gendarmería Nacional, Prefectura, Policía Federal y la Policía Bonaerense–, que realizaron 37 allanamientos en el sur del conurbano, en los municipios de Berazategui, Florencio Varela y también Quilmes. Los operativos estuvieron enfocados en el círculo de relaciones de los tres prófugos y apuntaron a buscar entre quienes pudieron darles refugio o algún tipo de asistencia, luego de que se conociera que uno de ellos estuvo dos veces en la casa de su ex suegra. A pesar del rastrillaje por aire y tierra, los tres presos tampoco fueron recapturados. En cambio, en uno de los allanamientos fue detenido Marcelo Mallo, barra de Quilmes y fundador de la organización Hinchadas Unidas Argentinas, tras encontrarle armas y municiones en su casa y en la de su hija.

Esta manifiesta incapacidad para conducir a las Fuerzas de Seguridad en la búsqueda de tres reos, que andan dando vueltas por ahí, y que se dan el lujo de ir a comprar a una verdulería y de visitar familiares para apretarlos y robarles dinero tiene que tener un responsable y a quien le van a cargar la mochila sino a Fernández. Tal como titula hoy Clarín, «Todos los caminos conducen a La Morsa».

Según sugiere el periodista estrella de Magnetto, Aníbal Fernández sigue aún girando en falso: sólo desmiente, como si eso alcanzara. Eso sí, todavía le quedan algunas frases ingeniosas (quizá propias, quizá de Carlos Caramello, su asesor de prensa, el autor fantasma de sus libros). El vértigo de la información impide, a veces, ver lo que está más cerca: Aníbal Fernández fue (¿o es aun?) el jefe (¿intermedio? ¿principal?) de una banda vinculada con el narcotráfico. Los testimonios, las declaraciones, los hechos son por demás evidentes. El único motivo por el que hasta ahora pudo eludir a la Justicia fue la venalidad de los jueces, su docilidad al poder político de turno, como vergonzosamente muchos lo están demostrando ahora en otras causas, sugiere en su columna de hoy.

Sin embargo, la causa por la fuga de los tres presos, que ya llevan ocho días libres, está detenido Marcelo Melnyk, alias El Faraón, que reconoció que ayudó a esconderse a los prófugos en una quinta de Florencio Varela. A este arresto ayer se sumó el de Mallo, ex jefe de Hinchadas Unidas, al que detuvieron no por pruebas que lo vincularan a los prófugos, sino porque al allanar su domicilio le encontraron armas cuyo origen no pudo explicar. En el caso intervino el juez de Garantías de La Plata César Melazo. Según fuentes policiales, en el domicilio del barrabrava encontraron una pistola 9mm y municiones, mientras que en la casa de su hija Brenda hallaron un revólver 357 y otro 38, municiones y una picana. También la hija quedó detenida.

El ex jefe de Hinchadas Unidas está vinculado al club Quilmes, ligado por supuesto a Aníbal Fernández.  A través de una denuncia, el nombre de Mallo fue relacionado en el 2010 con el ex jefe de Gabinete: se disputaba el Mundial de Sudáfrica y un grupo de barrabravas de Hinchadas Unidas Argentinas –una organización creada por Mallo– viajaron a Johannesburgo y fueron deportados por sus antecedentes. Los deportados acusaron a Mallo de haberlos vendido y de responder a Fernández. Hinchadas Unidas, que había sido creada con el declarado propósito de combatir la violencia en las canchas y el objetivo menos público de conseguir financiamiento para el viaje de barras de distintos clubes a aquel mundial, sufrió así un quiebre interno a poco de haber nacido.

Tras la fuga de los tres presos del penal de Alvear, el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, buscó llevar la responsabilidad por el escándalo sobre el kirchnerismo y sugirió que Aníbal Fernández los estaba ayudando. El ex jefe de Gabinete replicó que, por el contrario, la fuga del penal de máxima seguridad fue el “pago” de Cambiemos a los Lanatta por haberlo acusado como autor intelectual del triple crimen. La denuncia de Lanatta, difundida por el Grupo Clarín en plena campaña electoral, le costó a Fernández perder las elecciones en la provincia de Buenos Aires, donde era candidato a gobernador del FpV.

Por otra parte, ayer se sumó al caso una denuncia de una amenaza. Daniel Schillaci, hermano de uno de los prófugos, denunció a través de su abogado Hugo Icazati que le cruzaron un auto por la calle y le advirtieron “que no hable más”. Tras la fuga, Schillaci tuvo contacto con su hermano prófugo a través de redes sociales. Según detalló el abogado, “el último mensaje” que su cliente mandó al prófugo “fue a las 16 horas del 31 de diciembre y no fue marcado como leído. Eso fue cuando aparentemente los tenían cercados en la zona sur”, sostuvo Icazati. Por esto, Schillaci había manifestado días atrás su temor a que el prófugo apareciera muerto. Ayer hizo saber que había sufrido un apriete: “Sufrió amenazas por su exposición en los medios. Le cruzaron un auto, un Bora, y le dijeron que se calle y que no hable más”.

La persecución de los prófugos se está convirtiendo en un verdadero cachivache policial, cada día extienden más el radio de búsqueda, lo que da cuenta que los reos podrían estar cada vez mas lejos de la zona que abarca el operativo cerrojo. Esta muestra de incapacidad por parte de las autoridades provinciales no hacen otra cosa que mostrar las dificultades que tienen para gestionar un distrito que ni remotamente tenían previsto ganar y que ahora no les queda otra que hacerse cargo. Pero claro, siempre es más fácil tirar la pelota afuera.

No obstante, mientras los medios destinan todos sus recursos a la persecución de los hermanos Lanatta y Schilaci, el gobierno nacional aprovecha la distracción para continuar en su lógica decretista, ayer se conoció el nuevo Megacanje que montaron Federico Sturzenegger -procesado como partícipe necesario del Megacanje de la alianza delaruista que le costo millones a la Argentina- y el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, la misma ingeniería financiera del 2001 que ahora vuelve renovada y nadie se ocupa de denunciar, porque estan todos detrás de la interminable persecución de los reos. Así se monta un operativo mediático que corre el eje de lo verdaderamente importante y se tapan las chanchadas que mientras tanto, como no salen en la tele, nadie se entera hasta que ya sea muy tarde.

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