Elena Highton de Nolasco, vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia

La vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia, Elena Highton de Nolasco sostuvo hoy en declaraciones radiales que «el cargo -de Alejandra Gils Carbó- es para quedarse, es vitalicio, y la única vía para dejarlo es el juicio político».

De esta manera dio por tierra con las intenciones del presidente electo, Mauricio Macri, quien había indicado que esperaba que la Procuradora General de la Nación «tenga la dignidad de renunciar».

«Es la misma que con el cargo de un ministro de la Corte Suprema, el de la Defensoría General de la Nación y todos los cargos del sistema judicial», sostuvo la ministra de la Corte.

En la misma línea, la presidenta de la Cámara de Casación Penal, María Laura Garrigós de Rébori sostuvo esta semana durante una entrevista en La Mañana de Télam que «la Constitución establece que el cargo de Procurador General es autónomo del resto de los poderes, porque todo el Ministerio Público es autónomo de los demás poderes»

La magistrada puntualizó que, según el artículo 120 de la Constitución Nacional, «quien ejerza el cargo de Procurador General de la Nación no depende de los cambios de gobierno ni de los cambios de poder».

Además, sobre la posibilidad de someter a la procuradora a un juicio político, la magistrada también descartó esa vía remoción, no sólo por carecer el futuro oficialismo de la mayoría requerida sino porque «no hay motivos» para acusarla.

Los deseos de Mauricio Macri colisionan con lo establecido por la Constitución Nacional, por ese motivo, tal como adelantó un artículo del diario La Nación esta semana «hay equipos de Macri que llevan tiempo analizando opciones: apostar al desgaste con múltiples denuncias en su contra, intentar un juicio político, buscar una reforma de la ley del Ministerio Público que aliviane las condiciones para echarla y hasta apelar a vericuetos de dudosa legalidad», aseveró la nota periodística.

Según la misma nota del matutino, «quieren reemplazarla. Lo consideran casi imprescindible. Pero saben que un método desprolijo es una pésima carta de presentación para un nuevo gobierno que quiere mostrarse respetuoso de las instituciones».

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